Después del arriesgadísimo cliffhanger con el que culminó la primera temporada, las cosas no pintaban muy bien para The Umbrella Academy, pero contra todo pronóstico la segunda temporada de la serie Steve Blackman y Jeremy Slater, ha resultado ser una agradable sorpresa.
Al principio parecería que veríamos más de lo mismo, efectos especiales, peleas coreografiadas y los interminables conflictos de unos hermanos que parecían condenados a no entenderse jamás, aunque esta vez enmarcados en el Texas de 1963, unos días antes del asesinato de Keneddy.
Pero luego pasada la mitad de la temporada, la cosa va mejorando, sobre todo porque las intrigas ya han terminado de atrapar al espectador.
Si bien finaliza con otro cliffhanger, las cosas lucen mejor ahora: los personajes siguen siendo imperfectos, pero han evolucionado, han crecido.
A esto ayuda mucho el gran trabajo de los protagonistas encabezados por Ellen Page, Tom Hopper, y el pequeño Aidan Gallager, además de unos secundarios que también responden bien.
Aunque aún no hay noticias de que Netflix haya encargado una tercera temporada, desde aquí le deseamos larga vida a la gloriosa Academia de la Sombrilla.
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