Se está haciendo ya una sana costumbre que Mike Flanagan estrene una miniserie en Netflix antes de que acabe el año: en el 2018 fue La Maldición de Hill House, y La Maldición de Bly Manor en el 2020, para este año se aleja de las casas embrujadas y visita una isla (Crocket Island) en Misa de Medianoche (Midnight Mass).
Esta es una isla donde nada parece ocurrir, hasta la llegada del Padre Paul, un carismático sacerdote cuya optimista presencia no solo contagia a los sufridos habitantes de la isla, sino que hasta parece ser portador de milagros. En paralelo empiezan a ocurrir también cosas raras como una masacre de gatos y las desapariciones de algunas personas.
Esta vez Flanagan nos presenta su obra más personal, con un guion original suyo y en la que el terror es más un vehículo, un medio, en vez de un fin.
Y es un medio para hacernos reflexionar sobre la religión, la fe, el fanatismo, la muerte, la vida eterna y también la culpa, la decepción y la redención. Con frecuentes y extensos diálogos el director nos presenta su interesante punto de vista, necesario en estos tiempos donde el extremismo y el fanatismo parecen multiplicarse por doquier.
Otro punto a favor de Midnight Mass , es el excelente reparto encabezado por Hamish Liklater, Kate Siegel, Samantha Sloyan y Zach Gilford, quienes son los responsables de que los diálogos a veces muy profundos, desborden las escenas. Si bien no está a la altura de sus trabajos anteriores es igual una serie de alto nivel, muy superior al promedio de otros productos del género.
Esperamos con fe la próxima cita con Flanagan el 2022.
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